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Causas de sufrimiento. Parte II

  • Foto del escritor: Kris
    Kris
  • 16 sept
  • 4 Min. de lectura

Los seis enemigos de la mente (Shad-ripu)


Todo es sufrimiento

El sufrimiento, como sabemos, forma parte de la vida. Cuando un bebé nace, lo primero que escuchamos de él es un llanto. A lo largo de nuestra existencia atravesamos toda clase de dolores: enfermedades, lesiones, cansancio, estrés, conflictos, la vejez y, finalmente, la muerte. Incluso esos llamados “momentos de placer” son fugaces.

Las escrituras y los grandes maestros de la antigüedad hablan del sufrimiento y de cómo el propósito último de la vida es ponerle fin para alcanzar la liberación.

En el budismo, se expresan las Cuatro Nobles Verdades:

  1. Dukkha (sufrimiento): La vida está llena de sufrimiento.

  2. Dukkha samudaya (origen del sufrimiento): El deseo y la avidez (trishna) lo generan.

  3. Dukkha nirodha (cese del sufrimiento): Es posible acabar con él.

  4. Nirodhagamini pratipad (camino hacia la liberación): Buda propone el Noble Óctuple Sendero para erradicarlo.

En los Yoga Sutras, Patanjali plantea una visión prácticamente idéntica, aunque con un lenguaje distinto:

  • Dukkha (sufrimiento): Para quien ha desarrollado discernimiento, toda la vida es sufrimiento, fruto de los cambios, la ansiedad, los condicionamientos (samskaras) y el choque entre las fuerzas de la naturaleza (gunas) y las fluctuaciones de la mente (vrittis) (Sutra 2.15).

  • Heya-hetu (causa del sufrimiento): La causa que hay que erradicar es la unión del Purusha (el ser) con la Prakriti (la naturaleza) (2.17), unión que surge de la ignorancia (avidya) (2.24).

  • Haana (fin del sufrimiento): La disolución de esa unión, mediante la disolución de la ignorancia, conduce a la liberación (2.25).

  • Haanopaya (el medio): El discernimiento constante y claro es el remedio para cortar esa unión ilusoria entre Purusha y Prakriti (2.26). Por la práctica de las distintas ramas del yoga, se eliminan las impurezas y surge la luz de la sabiduría (2.28).

La filosofía Sāṃkhya, en su texto fundamental, la Sāṃkhya Kārikā, expresa la misma idea en su primer verso:

“Debido al sufrimiento triple, surge el deseo de conocer el medio para eliminarlo. Aunque haya soluciones inmediatas (como la medicina), no son definitivas ni permanentes.”

Estos tres sufrimientos son:

  • Adhyātmika: Causados por el propio cuerpo o mente.

  • Adhibhautika: Causados por otros seres.

  • Adhidaivika: Causados por fuerzas divinas o cósmicas.

El origen último de todo sufrimiento, como señala Patanjali, es la ignorancia (avidya). Cuando olvidamos nuestra verdadera naturaleza, el ego se adueña de nuestras decisiones. Y el ego etiqueta toda experiencia: “me gusta/no me gusta”, “lo amo/lo odio”. De ahí surgen apegos y aversiones, que son la raíz de los seis enemigos de la mente.

Los seis enemigos de la mente (shad-ripu)

Estos enemigos son tendencias negativas que corrompen el discernimiento y condicionan nuestras acciones:

  1. Kāma (deseo, lujuria, ansia).

  2. Krodha (ira).

  3. Lobha (codicia).

  4. Moha (ilusión, engaño).

  5. Mada (arrogancia, orgullo).

  6. Mātsarya (envidia).

Veámoslos uno por uno:

Kāma (deseo, ansia).Cuando algo nos produce placer a través de los sentidos, surge el apego. Si perseguimos constantemente esos objetos, caemos en la adicción. Podemos desear comida, poder, sexo, riquezas o posesiones. En la Bhagavad Gītā (3.37) se dice:

“El Señor Supremo dijo: Es el deseo, nacido del contacto con la pasión (rajas), que luego se transforma en ira. Reconócelo como el enemigo devorador del mundo.”

Krodha (ira).La ira suele ser una reacción ante una amenaza o una frustración. Nace cuando no se cumplen nuestros deseos o cuando no logramos apartar lo que detestamos. Como enseña un dicho budista:

“La ira es como sostener un carbón encendido con la intención de lanzarlo a otro: eres tú quien se quema primero.”

La Bhagavad Gītā (2.62-63) describe la “escalera de la destrucción”:

“Del pensamiento constante sobre los objetos surge el apego; del apego, el deseo; del deseo, la ira; de la ira, la ilusión; de la ilusión, la pérdida de memoria; de la pérdida de memoria, la ruina del intelecto; y de la ruina del intelecto, la destrucción total.”

Lobha (codicia).Es el deseo desmedido de acumular más de lo necesario. Nace de la inseguridad y del vacío interior. La codicia empuja a la injusticia, la violencia o el robo. Solo el contentamiento (santosha) permite distinguir entre lo que necesitamos y lo que simplemente “queremos”.

Moha (ilusión).Es la incapacidad de ver la realidad. Creemos que la felicidad depende de apegarnos a familia, hijos o posesiones, sin darnos cuenta de que esa es una felicidad ilusoria. La verdadera alegría surge del amor y la compasión que nacen del desapego.

Mada (arrogancia).Se manifiesta como orgullo, vanidad o soberbia. Quien cae en este estado sobrevalora sus cualidades —belleza, poder, riqueza, conocimientos— y menosprecia a los demás. Incluso los yoguis que alcanzan poderes espirituales (siddhis) pueden sucumbir al orgullo. Pero la arrogancia es como un globo que, tarde o temprano, estalla.

Mātsarya (envidia).Emparentada con la codicia, la envidia nace de la sensación de carencia. Cuando vemos en los demás lo que deseamos para nosotros, surge la comparación y el resentimiento. Ha sido causa de conflictos, guerras y rupturas.


Enemigos de la mente en los Yoga Sutras


Patanjali menciona tres de estas tendencias —codicia, ira e ilusión— en relación con los yamas y niyamas (sutra 2.34). Explica que, cuando actuamos movidos por ellas, violamos principios fundamentales: la no violencia, la verdad, la honradez, la continencia y el desapego, así como la pureza, el contentamiento, la austeridad, el estudio de uno mismo y la devoción.

La práctica de “pratipaksha bhavana” consiste en cultivar pensamientos contrarios para neutralizar esas tendencias negativas.


Los seis enemigos de la mente son impurezas que nublan la visión clara y generan sufrimiento. El ego, alimentado por apegos y aversiones, los refuerza constantemente. Solo eliminando la ignorancia (avidya) disminuye el poder del ego, se purifica la mente y se abre el acceso a la sabiduría intuitiva que libera.


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